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Novena de Navidad - Día 1

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Novena de Navidad - Día 1

 

En este tiempo cercano al nacimiento del Redentor del mundo, esta Novena se ofrece como ayuda para que cada hermano tenga, a través de la palabra de Dios, una oportunidad de interiorizar su relación con Dios y el prójimo.

 

Lectura del libro de Génesis 3, 1-15

La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?» Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que es tá en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.»

Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.»
Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.

Yahvé Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» Éste contestó: «Te he oído andar por el jardín y he tenido miedo, porque estoy desnudo; por eso me he escondido.»
Él replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?»
Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.»
Dijo, pues, Yahvé Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?» Contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.»
Entonces Yahvé Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: El te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar»

 

Reflexión

Eva por haber escuchado al demonio, padre de la mentira, que ha dicho “¿que no puedes comer de ningún árbol del jardín?" Entonces, Dios no te ama, te ha hecho limitado. No puedes hacer lo que te da la gana, te tiene envidia, etc. etc. Y come del fruto prohibido.

Luego, Adán que también ha sido tentado de la misma forma, desobedece, peca, y empieza a culpar a Dios, porque le ha dado esa mujer, por compañera. Igual que nosotros que, culpamos a Dios por el papá, la mamá, los hermanos o la historia que nos ha dado; culpamos a Dios por ser gordos, flacos, altos, bajos, blancos, morenos, pobres; en fin, culpamos a Dios por lo que Él hace con nosotros y, entonces, nos rebelamos: desobedecemos, pecamos, rompemos con El y hacemos nuestra voluntad. Y, claro, nos equivocamos, “quedamos desnudos” y morimos.

Pero Dios, que no es remiso a nuestros sufrimientos, nos promete una iglesia y un Mesías, un Salvador.

 

* Del libro Novena de Navidad (Juan Carlos Fernández E.)

Acerca del Autor

Administración de la Parroquia San Ignacio de Loyola